PRIMER CASO
En el primer restaurante, varios clientes sufren intoxicaciones tras consumir el tartar de salmón. Tras la denuncia, la inspección sanitaria revela graves deficiencias en los controles de seguridad alimentaria. El restaurante no tiene trazabilidad del producto, y el pescado no se está almacenando a las temperaturas adecuadas, lo que favorece el desarrollo de bacterias peligrosas.
La inspección también evidencia la falta de formación del personal en prácticas básicas de higiene y manipulación.
Como consecuencia, el restaurante recibe una sanción económica severa y se le imponen medidas correctivas urgentes. A pesar de los esfuerzos por mejorar, el incidente tiene un impacto inmediato en su operación y en la percepción del público.
SEGUNDO CASO (cliente de GHA)
En el segundo restaurante, que es cliente de GHA Consultores, la situación es muy diferente. Gracias a los estrictos protocolos de seguridad alimentaria implementados, la inspección sanitaria verifica que todos los procedimientos son correctos: trazabilidad del producto, control adecuado de temperaturas y un personal bien formado en las mejores prácticas, etc….
A pesar de la intoxicación, la rápida reacción y la gestión correcta del incidente permiten al restaurante evitar sanciones graves y minimizar el impacto.
Lecciones claras:
Estos incidentes dejan claro que la preparación marca la diferencia. La correcta implementación de protocolos de seguridad alimentaria no solo evita sanciones graves, sino que también protege a los clientes y asegura un entorno seguro. La seguridad alimentaria no es negociable; un fallo puede tener consecuencias inmediatas y severas.
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2 respuestas
Me parece muy interesante
gracias Daniel puedes contar con nosotro. Sergio